Realeza de Cristo. "Tú lo dices: Soy Rey"

En aquel tiempo preguntó Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» Pilato le respondió: «¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» Jesús le contestó: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis seguidores habrían luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero no, mi Reino no es de aquí». Pilato le dijo: Conque ¿tú eres rey? Jesús le contestó:«Tú lo dices: soy Rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz». Juan 18, 33-37

Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos hombres en número de doce para estar con él y participar en su misión (cf. Mc 3, 13-19); les hizo partícipes de su autoridad "y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar" (Lc 9, 2). Ellos permanecen para siempre asociados al Reino de Cristo porque por medio de ellos dirige su Iglesia:

Yo, por mi parte, dispongo el Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Lc 22, 29-30) [nro 551, Catecismo de la Iglesia Católica]

26 septiembre, 2023

Parusía y Reino de Dios

La Parusía es la Instalación del Reino de Dios.

Para material de estudio, se recomienda buscar por los siguientes temas: Escatología, Epístolas de San Pablo, Libro del Apocalipsis, Libro de Daniel. También se hace necesario una Biblia con exégesis.

Conviene orar antes de estudiar, leer, escribir, meditar y obrar, comenzando por pedir la Misericordia de Dios para que perdone nuestros pecados y nos ayude en lo que Obramos para Su Mayor Gloria. De esta manera se obtienen Gracias del Espíritu Santo, que es Dios.

"Ven Espíritu Santo, infunde tu Gracia en nuestros corazones, y enciende en ellos el fuego de tu Amor, Amén".

También es necesario pedir el auxilio a los Santos de Dios, en especial de la Santísima Virgen María, para que nos amparen y protejan de los ataques del maligno.









Para dar Gloria a Dios decimos:

    Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
    como era en un Principio, Ahora y Siempre,
    por los siglos de los siglos,
    Amén.



¡Ayúdanos Dios!. ¡Ampáranos Virgen María!, te lo rogamos en el Nombre de Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, Uno y Trino.

Danos la Paz de Cristo, Dios Nuestro, te lo pedimos en el Nombre de Jesucristo, Verdadero Dios y Verdadero Hombre.

Dios, Uno y Eterno, Santo de Dios, Enséñanos a Amar y Hacer Tú Voluntad en todo momento y lugar.

Enséñanos Santa María, Inmaculada Concepción, porque necesitamos de Vuestra Gracia y Ayuda.

¡Bendito Sea Dios!, ¡Aleluya!.